Sunday, January 2, 2011

Hoy 2 de Enero del 2011 en el Calendario


Hoy 2 de Enero en el Calendario USA

San Agustín, Florida

2 de Enero de 1788 - El Estado de Georgia integró la Unión. El 2 de enero de 1788 Georgia ratificó la Constitución de los Estados Unidos de América, siendo el cuarto estado en integrar la Unión. La capital del estado es Atlanta.

Hoy, 2 de Enero, en el Estado de Florida

2 de Enero de 1936 - Se inauguró el parque “Cypress Gardens” en Winter Haven, Florida. Bellos jardines, bellas damas del Sur y espectaculares esquiadores de inmediato le dieron fama nacional.

Cayo Hueso, Florida

2 de Enero de 1830 - Nació Henry Flagler en Hopewell, Nueva York. Multimillonario asociado de John D. Rockefeller que promovió el desarrollo turístico de la costa este de la Florida. Se dice que su interés en el Estado de Florida surgió cuando visitó la pequeña, pero muy atractiva, ciudad de San Agustín. Fundador del Florida East Coast Railway llevó las líneas del tren hasta Miami, continuando hacia el sur hasta llegar a Cayo Hueso.

Miami, Florida

2 de Enero de 1848 - Nació Julia A. Tuttle en Ohio. Propietaria de 640 acres al norte del río Miami en lo que es hoy en día el centro de la Ciudad de Miami, fue esta señora la que logró que Henry Flagler extendiera las líneas del Florida East Coast Railway hasta Miami. La Sra. Tuttle falleció el 14 de septiembre de 1898.

Hoy, 2 de Enero, en el Calendario Cubano

Almanaques cubanos de 1921 y 1946 indican que el 2 de Enero se celebró el día de: El Santísimo Nombre de Jesús, Santos Marcelino e Isidoro, mártires, Abelardo, abad y Santas Edelmira, virgen, y Emma, viuda.

2 de Enero de 1897: Acción de Santa Teresa. José Miguel Gómez promovido a general de división.

En “Un Día Como Hoy” por Emeterio S. Santovenia editado por Editorial Trópico, 1946, La Habana, Cuba, páginas 9-10 nos describe los acontecimientos del 2 de enero de 1897 en Cuba:

“Los hombres que rodeaban sobre el campo de la lucha sangrienta al mayor general Máximo Gómez tuvieron que ser decididos y abnegados frente al peligro. En las contiendas a mano armada el arrojo y la valentía acompañaron a Máximo Gómez y los suyos. Eran días de sacrificio generador de gloria, y al primer toque del clarín bélico los soldados de la libertad corrían a combatir con denuedo. La voz de la patria en aflicción retumbaba de monte en monte y se esparcía de llano en llano, y los hijos dignos la escuchaban con pasión y decoro, para satisfacer sus deberes cívicos. Al entrar en el año de 1897 se hallaban cerca del General en jefe del Ejército Libertador, entre otros muchos libertadores de buena ley, Enrique Loynaz del Castillo, Bernabé Boza, José Miguel Gómez y Tello Sánchez. Con estos servidores de Cuba, a presencia del Consejo de Gobierno de la República, el Generalísimo provocó el día 2 de enero de 1897, en las inmediaciones de Arroyo Blanco, la acción de Santa Teresa. Aun no habían podido comenzar a cicatrizar las heridas que en el corazón infirió al hombre de Palo Seco la caída en San Pedro de su hijo, el noble y pundonoroso ayudante del general Antonio Maceo, cuando el enemigo le ofreció la oportunidad propicia para mostrar que el cubano se mantenía, vigoroso y agresivo, en su puesto de honor. El choque de Santa Teresa, aunque de relativa importancia, enseñó, en efecto, como el espíritu de la Revolución y el brazo de sus defensores se alzaban de igual suerte que en los mejores días de la inmortal campaña de la Invasión. El Generalísimo supo que se acercaba una columna española comandada por el general Luque y conductora de un convoy destinado a Arroyo Blanco, y dispuso al amanecer del 2 de enero que el general Avelino Rosas, el teniente coronel Enrique Loynaz del Castillo y el comandante Francisco Díaz Silveira ocupasen posiciones con núcleos importantes. El teniente coronel Tello Sánchez también se aprestó a batir al adversario. El general José Miguel Gómez, con su escolta y fuerzas de Taguasco y Martí, sin tardanza inició la polémica. Situado el General en jefe, con el Estado Mayor, su escolta y los regimientos González y Expedicionario, en orden de lucha, no llegó a trabarla, puesto que Luque, continuando su marcha, no abandonó el convoy ni se separó del camino. Pero no ocurrió lo mismo respecto de los demás jefes, que hostilizaron eficazmente al enemigo”...

2 de Enero de 1896: La Invasión Libertadora en La Habana: Bagaes (en Nueva Paz) a Coca, en total 9 leguas recorridas. La Invasión Libertadora el 2 de Enero de 1896 por José Miró Argenter. Batalla de Estante y avance a entrar en la Provincia de La Habana.

“Si hasta ahora hemos presenciado episodios famosos, proezas insignes y jornadas militares de inmenso valor, que pocas veces repetirá la historia de ningún pueblo; sucesos, pues, extraordinarios, cuya narración ha causado asombro en el mismo cronista, del nuevo cuadro que nos toca describir pudiera decirse que era un invento caprichoso del narrador, una composición novelesca urdida con las patrañas de héroes apócrifos, si no fuera de una realidad histórica comprobada, y todo el relato rigurosamente auténtico. Porque, ¿cómo no ha de rayar en lo inconcebible la ejecución de una empresa militar bajo todos los aspectos irrealizable? ¿Cómo no ha de sorprender la realización de una obra que a todas luces parecía imposible de acometer? ¿Quién que conozca la provincia de la Habana, sus medios de defensa, la gran densidad de su población, y esté en antecedentes de los formidables recursos que tenía acumulados el jefe del ejército español, podrá creer que las huestes insurgentes se atrevieran a penetrar en ese territorio, atravesarlo de uno a otro confín, ocupar pueblos de importancia, desarmar guarniciones, amenazar la capital en son de burla y obligar a Martínez Campos a encastillarse en las fortalezas inexpugnables del Morro; y aumentando el desorden en aquella cabeza insegura, hacerle adoptar la resolución de emplazar baterías en las calles y ramblas de la ciudad para defender el palacio de la Capitanía General y las dependencias a él anexas? ¿No es un hecho inaudito, inconcebible, que la posteridad podía tener por novelesco, si la historia no se cuidara de narrarlo con todos los pormenores, y de comprobarlo además con todos los documentos oficiales del partido opositor?... El sencillo relato que vamos a exponer en estas páginas, no dará idea cabal de la empresa militar, pero, sí, fijará los hechos tal como sucedieron, y revelará algunos detalles interesantes, que acaso sirvan algún día al verdadero historiador de nuestras luchas por la independencia.

“Las tropas insurrectas acamparon el día de Año Nuevo en Bagáez, cercanías de Nueva Paz. El día 2 pasaron a tiro de fusil de esta población, primera que se encuentra en la línea férrea de Güines a Matanzas. Contaba Nueva Paz con guarnición permanente, y en los momentos de cruzar la columna insurrecta por las inmediaciones del caserío, llegaba la brigada cachazuda de Aldecoa, procedente de la zona de Unión de Reyes. Aldecoa no disparó un solo proyectil. La vanguardia insurrecta reconoció el pueblo de San Nicolás y caseríos limítrofes, mientras la retaguardia y patrullas flanqueadoras atizaban la gloriosa candela. Todas las mieses estaban en sazón con sus plumeros de gala, los ingenios con las máquinas encendidas, las hornallas repletas de combustible, y pronto a maniobrar el trapiche estrujador; las carretas listas, uncidos los bueyes, con mayorales y narigoneros dando los últimos toques bajo la inspección de Sú mercé -aun perduraban los hábitos de la servidumbre- y las guardarrayas en polvo. ¡Como iba a revolverse todo lo inicuo y detentador de la autoridad omnipotente del amo, que tuvo su origen en la trata de negros africanos y culminó en el central majestuoso, cifra y asiento de todas las explotaciones humanas! Ahora, aunque ya tarde para que las represalias fueran completas, venía la invasión oriental a derribar los muros de la opulencia, amasados con el sudor y la sangre de la esclavitud, castigando en los hijos del pirata lo que debió hacerse con el tronco envenenado: cortarlo de raíz. De San Nicolás salió buen golpe de gente a saludar la tea redentora. ¡Viva el tizón vengador! Los dueños de los ingenios, o sea los magnates del país, herederos de los piratas, quedábanse absortos al ver cruzar la negrada oriental a caballo de briosos alazanes, de zainos y overos de la dehesa común, con el largo machete de media cinta, la clásica bandolera, o, mejor dicho, dos bandoleras, una, para sostener la tercerola, y la otra la bolsa de los peines ruidosos, y el ademán trágico. ¿Qué se había hecho la humildad de los negros?... ¡El mundo estaba perdido!... El narrador no puede prescindir de contar una escena chusca que ocurrió en las cercanías de Nueva Paz, entre Gómez y un personaje territorial, de los que usan el genitivo rancio cargado de hipotecas. El magnate, al tropezar de manos a boca con la invasión saludó con grandes reverencias a Máximo Gómez, desde el interior del cabriolé, del que tiraban dos caballos que, si no eran jamelgos, tampoco llegaban a la categoría de normandos de casa rica. El magnate parece que le descubrió a Gómez todo el árbol genealógico de la estirpe, y con el árbol, las flores del patrimonio territorial, ya agostadas por el fuego purificador. Parece que le dijo ser el Conde de no se cuántos timbres, y que iba a la ciudad en viaje de mudada, para evitar tropiezos con las tropas españolas, pues él era, aunque noble, cubano, si bien pacífico, criollo de legítima cepa, partidario de la evolución. El que escribe estas páginas, al observar el obstáculo del cabriolé, se aproximó al grupo para despejarlo sin consideraciones. Pero vio al General en Jefe, y díjole: ¡Perdone, General; cómo atisbé el bolón parado en medio de la vía!- "¡Hombre llega usted de perilla !" -contestó Máximo Gómez, con aquel pronto y aquel metal de voz especialísimo, que todos recordamos y pretendemos imitar al referir cualquier anécdota de la campaña en la que él hubiese intervenido: "Examine a ese señor que dice ser un Conde". -¿Conde de qué, General? -preguntóle este cronista, entonces con autoridad bastante para arrancar una corona ducal. -"¡No sé; debe ser el conde de la caña seca! ¡Mire usted que encontrarse con pergaminos a estas alturas!" La chanza se prolongó un rato más; Gómez siguió la marcha no sin decirle al aristócrata de la caña seca que noticiara a Martínez Campos el rumbo de la Invasión, y el que esto escribe prescindió del examen heráldico, y permitióle que siguiera la ruta con los mismos jamelgos que arrastraban el birlocho. Tal vez un poco más allá el coronel Bermúdez le quitó los collarines; pero no pasó a mayores ¡cosa rara! porque los periódicos de la Habana nada dijeron del suceso”...

2 de Enero de 1890 - Refiriéndose al juego efectuado el día de año nuevo entre los clubes "Habana" y "Almendares", el señor Arturo Mora Varona, considerado como el fundador de la crónica de béisbol en este país, dice: “Estos peloteros son amigos de imitarlo todo. Vieron el simulacro verdad de los bomberos del Comercio y, entusiasmados, celebraron ayer, en los mismos terrenos de Zaldo, un simulacro del juego norteamericano. No de otro modo puede calificarse el "match" efectuado entre "habanistas" y "almendaristas", los dos eternos rivales de antaño y que hoy parecen amigos cariñosos que combaten sin aquel estímulo de otros tiempos”...

2 de Enero de 1877 - José Martí salió de Veracruz rumbo a Cuba. Este viaje, que apenas duró unos días, lo realizó usando el nombre de Julián Pérez, su segundo nombre y segundo apellido (“siempre es bueno ser, aun en casos graves, lo menos hipócrita posible” como explicó en carta del 1º de enero a su amigo Manuel Mercado).

2 de Enero de 1573 - De las “Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana”

2 de Enero de 1554 - Se ordenó que los indios que vagaban por las inmediaciones de La Habana se recojan y se reduzcan a policía en Guanabacoa.

Guanabacoa, Cuba


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