Wednesday, December 15, 2010

Hoy 15 de Diciembre en el Calendario


Revista Carteles

15 de Diciembre en el Calendario USA:
15 de Diciembre del 1969 - El Presidente Richard Nixon informa que disminuirá las tropas americanas en Vietnam a 434 mil soldados. Cuando tomó cargo de la presidencia el número de las tropas en Vietnam era de 544 mil soldados.

15 de Diciembre del 1791 - Son ratificadas las diez primeras enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos, llamadas el Bill of Rights (Carta de Derechos de los Estados Unidos).
El 15 de Diciembre en el Estado de Florida
15 de diciembre de 1856 - Se estableció el Condado de Liberty. La sede de gobierno de este condado es Bristol.
Cienfuegos

15 de Diciembre en el Calendario Cubano:

Santos católicos que celebran su día el 15 de Diciembre en el Almanaque Cubano de 1921 y el Almanaque Cubano de 1946: Santos Eusebio e Ireneo, mártires, y Santa Cristina, virgen.

15 de Diciembre del 1895 - La Invasión Libertadora en Las Villas: Avanza de Guamá (distrito de Cienfuegos) a Aguada de Flores (Cienfuegos), en total 5 leguas recorridas. Máximo Gómez y Antonio Maceo en Mal Tiempo, Cruces.
La Invasión Libertadora del 15 de diciembre por José Miró Argenter.
“En el descenso a las llanuras de Cienfuegos se emplea toda la mañana de hoy (14 de Diciembre). La caballería anda despacio por estas vertientes peligrosas. El semblante de los soldados orientales revela la gran emoción que despierta lo desconocido. En cambio, el villareño se muestra animoso y locuaz; está en su teatro: va señalando los diversos puntos que surgen de la llanura a medida que se ensancha el panorama. Se oye aun el rumor de las cascadas de la Siguanea que desaguan en el lago azul del cafetal. El mundo alado saluda el despertar de la naturaleza con un concierto de notas que parece un himno de gloria. ¿Volveremos algún día a subir estas lomas con nuestra bandera triunfante? ¿Retornaremos a Oriente con nuestro caudillo victorioso, para afirmar la libertad sobre las bases de la razón y del derecho, una vez ganada la batalla a sangre y fuego ?... ¡Quién ahora podrá descifrar lo porvenir! Penetramos en la comarca de Cienfuegos por Barajagua, que puede considerarse como el limite de la invasión de Gómez en 1875, pues sólo algunos pelotones de caballería ligera, mandados por Reeve (el Inglesito), se corrieron hasta Colón, para caer poco después en Yaguaramas ese intrépido oficial. Hacemos alto en Guamá de las Cruces. El aspecto de la campiña ha cambiado por completo. El monte abrupto y formidable se alza a nuestras espaldas, pero ya lejos: sólo se ve el telón majestuoso de la cordillera. La guerra de montaña ha concluido por ahora, para dar paso a la guerra en campo abierto, donde la lucha habrá de revestir otro carácter y el modo de batallar será distinto. Los movimientos tácticos se efectuarán al aire de carga: el machete será el arma predilecta. En lontananza se divisan las torres de los ingenios y campos inmensos de cultivo, exponentes de la riqueza del país que en breve serán devoradas por las llamas; medida ciertamente dolorosa, pero indispensable para afirmar el imperio de la Revolución. Propagándose la hoguera, su magnitud y estrépito llevará el pánico a las clases productoras del país; tras el pavor, vendrá por consecuencia inevitable el trastorno económico que hundirá el crédito comercial. El nuevo día será, pues, memorable en los fastos de la guerra: se dará principio a la obra de destrucción. Por las limpias guardarrayas de los sembrados se esparcirá el gran tropel de la caballería, levantando a su paso, en vez de nubes de polvo, olas de fuego. Las gentes acomodadas verán en la invasión al Lucifer exterminador. Nos esperan maldiciones, grandes fatigas y encarnizadas peleas”...

Antonio Maceo

“Día 15 A las siete de la mañana se ha tocado marcha de frente. Los caminos son amplios y están secos; se ha elegido el que conduce a un ingenio, cuyos cañaverales se han divisado desde el campamento de Guamá. Las tres fracciones de la columna (vanguardia, centro y retaguardia), van casi unidas; solamente la patrulla exploradora lleva la delantera necesaria, y todo el mundo a caballo. Se presiente algo terrible. Los oficiales del Estado Mayor acaban de trasmitir la orden de que al asomar el enemigo se cargará al machete, sin consultas ni dilaciones. Damos vista al central Teresa, donde hay un destacamento de cincuenta soldados, y la tea inaugura sus funciones reduciendo a pavesas los cañaverales de esa finca que se preparaba para moler: el destacamento contempla impasible la combustión. Mientras anda la tea, unos colonos nos avisan de que en un caserío próximo, llamado Mal Tiempo, hay fuerzas españolas, las cuales, si no están ya en camino del ingenio Teresa, nos disputarán el paso en aquel lugar. Gómez conferencia breves momentos con Maceo, y éste ordena que se redoble el fondo de la columna, agregando esta frase, como en son de advertencia: entró la nave en alta mar, -que como imagen no puede ser más oportuna, pues a los pocos minutos nos hallamos en Mal Tiempo ¡tan borrascoso para las armas españolas! He aquí como sucede el desastre. La sección de exploradores es saludada con una descarga, que por lo furiosa no da lugar a réplica, y parte de nuestra vanguardia, toda la cabeza de ella, se aturde de momento por nuevas y más nutridas descargas de los españoles, que se hallan desplegados sobre un terraplén algo confuso por el follaje de los cañaverales. Al pronto no se ve nada más: el fuego es de maüser, enfilado y muy violento. El general Maceo organiza rápidamente el ataque por el frente y se lanza sobre las líneas españolas al galope de su fogoso caballo moro, que parece que no toca la tierra; al mismo tiempo lo efectúa el general Gómez con su escolta de camagüeyanos y tres escuadrones de Martí, García y Guá; él, delante de la tropa, tieso, clavado en la montura, blandiendo el alfanje que usa. Repuesta la vanguardia, acomete también, por el frente y costados; a discreción. El regimiento Céspedes nutre la escolta de Maceo; el clarín toca a degüello y la masa de jinetes se precipita como torrente furioso. Una cerca de alambre estorba la vía, pero se hiende de un tajo, y sigue con mayor empuje la impetuosa carga. Firme aun la infantería española, rodilla en tierra la mayor parte, trata de resistir con un fuego mortífero y las puntas de las bayonetas; pero nadie se para; al grito heroico de ¡arriba Oriente!, ¡al machete!, ¡viva Maceo!, abren brecha los orientales y acuchillan sin piedad durante quince minutos. No dura más tiempo todo el drama. Aquí han caído secciones completas, con los oficiales que las mandaban; más allá, grupos de infantes y jinetes, mezclados en confusión, ruedan al filo del sable cubano. Un capitán, al frente de diez o doce hombres que le quedan, después de inferir tres balazos con su revólver a un ayudante del Estado Mayor, hace demostraciones de rendirse, pero cae también, con todos los suyos, bajo el acero insurrecto esgrimido por la gente de Guantánamo”...

Máximo Gómez
15 de Diciembre del 1895 - La Gran Legión del Aguila Negra - En “Un Día Como Hoy” por Emeterio S. Santovenia editado por Editorial Trópico, 1946, La Habana, Cuba,, páginas 705-706 nos describe los acontecimientos del 15 de diciembre de 1895 en la Historia de Cuba:
“Lo ocurrido en Mal Tiempo, en territorio villareño, el 15 de diciembre de 1895, fue de una importancia excepcional para las armas cubanas. La guerra estaba organizada con toda la crudeza que demandaba para llegar a su fin con el triunfo de los libertadores. La hora de la lucha fiera y la devastación completa había sonado. Al frente de la columna invasora seguían Máximo Gómez y Antonio Maceo. Ambos ilustres campeones causaban pavor y asombro inmensos en las filas adversarias. El valor de sus huestes, la eficacia de sus providencias y la decisión de sus aprestos sembraban el desconcierto entre los adictos al régimen colonial. A poco de emprender marcha en Guamá, minutos después de las siete de la mañana del 15 de diciembre de 1895, la vanguardia insurrecta fue saludada por una nutrida descarga. La ofensiva española se mostró inusitada. Pero los caudillos cubanos estuvieron prestos a contrarrestar el intempestivo golpe de mano. Gómez y Maceo, a un tiempo mismo, se abalanzaron sobre la infantería enemiga. La sangrienta escena se desarrolló en no más de un cuarto de hora. De nada valió al adversario, rodilla en tierra y calada la bayoneta, el esfuerzo realizado para repeler el ataque del soldado libertador. La jornada quedo consumada en breve tiempo. Los generales Maceo y Gómez reverdecieron sus laureles de caudillos gloriosos. La columna española deshecha en Mal Tiempo se componía de un batallón de Canarias, dos secciones de Bailén y un escuadrón de Treviño. Doscientos diez armamentos y seis cajas de municiones fueron tomados sobre el campo de la pelea por las fuerzas cubanas. El conjunto de trofeos comprendió también la bandera, el archivo, el botiquín, los equipos, las acémilas y los caballos. Las bajas españolas excedieron de un centenar, entre tanto las cubanas se redujeron a cuatro muertos y veintitrés heridos. Para los servidores de la causa cubana fue la de Mal Tiempo una hazaña trascendental”...

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